Nunca es tarde para triunfar.

Nunca es tarde para triunfar.

El lento desarrollo de algunas habilidades hacen que algunas personas necesiten más años para brillar

Quién le iba a decir al tenista suizo Stan Wawrinka que, después de una larga carrera en el circuito profesional, a sus 29 años menos dos meses la vida aún le reservaba las mieles de un Grand Slam. O que una vez rebasada la treintena todavía llegarían dos más. Unas hazañas que parecían solo al alcance de los extraterrestres Nadal, Djokovic, Murray o de su compatriota Federer. Pero al contrario que la de estos precoces campeones, la de Wawrinka ha sido una progresión lenta pero segura. Hasta que sus excelentes condiciones han terminado por explotar a una edad en la que para la mayoría comienza el declive.

El caso de Wawrinka, como los de otros talentos tardíos, desde Morgan Freeman a José Saramago, da la razón a los que piensan que nunca es tarde para triunfar profesionalmente. «El éxito puede llegar en cualquier momento, y hay personas que necesitan más tiempo para madurar su talento que otros», señala Pilar Jericó, presidenta de Be-Up. Luis Colmenero, coach y autor de la marca Coachingümer, habla de la existencia de un «talento contenido» que dormita en el interior de algunas personas. «Saben que transportan un petate repleto de habilidades, facultades y actitudes, y de la capacidad para desarrollarlas. Cuando perciben que se dan las circunstancias adecuadas, se produce la explosión»

Pero lo primero será averiguar qué es aquello con lo que esa persona disfruta, lo que le apasiona. Y no todos tardan lo mismo en descubrirlo. El camino largo hacia el éxito es más fiable porque «permite identificar riesgos, errores o posibles mejoras». Los emprendedores de más de 45 años son un buen ejemplo. «Saben que elaborar un buen plan de negocio es laborioso, pero también que es algo que les evitará tropezar más adelante con piedras que ya fueron un obstáculo antes», argumenta.

 

Máximo potencial

Una curva de aprendizaje más lenta o circunstancias externas pueden hacer que algunas personas tarden más de lo habitual en alcanzar su máximo potencial. La historia está llena de editores, entrenadores o jefes que juzgaron con parámetros incorrectos a personas o a sus obras.

No obstante, reinventarse no siempre será fácil, especialmente en el seno de ciertas organizaciones. Las estructuras de poder no están preparadas para aceptar cambios en las carreras a cierta edad. Y tampoco tienen paciencia para esperar que la mejor versión de un profesional ya maduro esté aún por llegar.

Dicen que en la NASA hay un póster de una abeja con la leyenda: «Aerodinámicamente, el cuerpo de una abeja no está hecho para volar; lo bueno es que la abeja no lo sabe». Una lección que bien podrían aplicarse las personas que tienen la tentación de tirar la toalla si pasa el tiempo sin que se cumplan sus expectativas profesionales. Conviene tener la suficiente capacidad de autocrítica y reflexión para intentar salir del bucle.

Pero si el éxito no llega (o se agota) por un camino, ¿por qué no intentarlo por otro? Con determinación y una visión clara de lo que se desea, es posible. Eso sí, el mercado no se lo pondrá fácil a un abogado de toda la vida que, de pronto, quiera convertirse en experto en marketing o en chef. No partes de cero. Quizás no tengas el conocimiento técnico de otros, pero lo suples con una serie de aprendizajes muy valiosos que has acumulado a lo largo de tu carrera. Habilidades de gestión, flexibilidad, adaptabilidad, capacidad para resolver problemas… Con la edad tu cerebro es más eficiente con menos recursos.

Via el Pais

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