A lo largo de nuestra vida profesional tendemos a interiorizar ciertos tópicos y normas no escritas que creemos que debemos seguir a rajatabla para que nos vaya bien. Pero hay ciertas actitudes que aunque a simple vista puedan parecer negativas, pueden ser la clave del éxito.
¿Sueles tomarte las cosas demasiado en serio? Si es tu caso puede que no lo estés haciendo del todo mal, porque eso demuestra un gran nivel de implicación con tu empresa y con el trabajo que desempeñas, algo que valorarán muchísimo tus jefes y superiores. ¡Eso sí! No dejes que ésta actitud te afecte de manera negativa.
Y hablando de jefes y superiores… puede parecer toda una tropelía, pero llevarle la contraria a tu jefe no es nada malo, aunque suene de una forma que da un poco de «miedo». Aquellos trabajadores que sólo agachan la cabeza y dicen «sí» a todo lo que dicen sus responsables, no suelen evolucionar demasiado ni destacar por encima de sus compañeros. La clave está en discutir (en el buen sentido de la palabra) de una manera tranquila y con argumentos. Es buenísimo que le digas a tu jefe qué te gusta y qué no.
Como también lo es proponer cosas que no tienen que ver con tu trabajo, es decir, dar ideas que se te ocurran, proponer soluciones, tener cierta iniciativa… en definitiva, ser una persona proactiva. Puede que nadie te lo haya pedido, pero siempre que lo hagas con educación y respetando el trabajo de los demás, es bueno aportar cierto aire fresco a tu compañía.
También, aunque parezca todo un error, es bueno intentar decir siempre lo que piensas, aunque suene difícil. Por supuesto, siempre desde la educación, el respeto y la tolerancia. Escucha a los demás, debate, explícate lo mejor posible y da argumentos. Las personas sinceras que van de frente tienen una vida laboral mucho más placentera, satisfactoria y exitosa.
Vía:Forbes.es
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