Si eres de los que dedica más tiempo a recapacitar sobre el pasado o elucubrar sobre el futuro, estás perdiendo la oportunidad que te brinda vivir el presente, ser más productivo y disfrutar de la vida.
Todos los profesionales son conscientes de ello, pero pocos ponen remedio a lo que resulta más que evidente. El bombardeo de estímulos a través de multitud de canales, las interrupciones constantes que provoca y la presión por hacer más con menos fomenta la dispersión, reduce la productividad, acelera nuestro ritmo y nos aparta de las cosas que realmente importan. Centrarse en una tarea parece ser el secreto para avanzar en nuestro trabajo, reducir los niveles de estrés y vivir mejor. De eso va el mindfulness (atención plena), una técnica que bien aplicada puede ser el elixir para trabajar y vivir mejor.
¿Qué es?
Es un entrenamiento mental para abordar la vida con la exigencia que ella nos impone pero con un desgaste mínimo para la salud física, mental y emocional. No se trata de meditación, yoga o chikung, sólo utiliza los ejercicios básicos de respiración como herramienta de entrenamiento, así como otros para mantener la atención, algo que es muy frágil.
La atención plena permite potenciar una serie de funciones cognitivas y ejecutivas, favorece un mayor grado de consciencia y facilita los procesos de regulación emocional, de manera que capacita al individuo para sustituir las respuestas automáticas por otras más conscientes y, por tanto, más eficientes.
Entrenarse para bajar el ritmo
Haz menos cosas. Lleva a cabo una cosa cada vez y olvídate de lo que no es importante.
Hazlo a cámara lenta. Si haces menos cosas, te concentrarás mejor.
Respira. Cuando actúes a toda prisa haz un pausa y respira hondo.
Date más tiempo. Si vas deprisa de un lado a otro, es porque reservas poco tiempo para ti.
Crea más espacio. Programa tus actividades con más margen.
Reduce tus compromisos. Aprende a decir ‘no’.
vía: ORH.com
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