Gestionar equipos de trabajo y lograr credibilidad como líder.
En la gestión de equipos, y en general a lo largo de nuestra vida, vamos aprendiendo poco a poco la importancia de ganar credibilidad. Si tratamos bien a los demás, será más fácil obtener el respeto que buscamos. Toma nota de estos 13 consejos:
Demuestra humildad
Presumir no sólo puede dañar tu reputación, sino que puede desmotivar a todo tu equipo. Deja de presumir, no aburras a los demás con historias sobre tu universidad, tus premios o tus éxitos personales. Tu mejor publicidad es actuar con humildad.
Sé proactivo
Da el paso, hazlo tu mismo. No esperes instrucciones de los demás. Parte de la gestión de equipos es desarrollar tus habilidades para resolver problemas. Actúa con proactividad para ganarte credibilidad en tu equipo y tu respeto como líder.
Exhibe tu compromiso
Madrid, Aragón y Cantabria son las mejores autonomías para trabajar
Un estudio realizado por Adecco apunta a una leve mejoría en las condiciones laborales de las Comunidades Autónomas y en las oportunidades de trabajo
El el asalariado medio gana 291 euros más al año que hace dos años. (iStock)
La empresa de recursos humanos Adecco, realiza semestralmente una monitorización para determinar el grado potencial de satisfacción de un ocupado medio en cada una de las Comunidades Autónomas españolas.
El salario medio del conjunto de España es de 1.638 euros mensuales, prácticamente el mismo que en marzo de 2012
(Adecco)
Los datos del llamado Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo señalan una paulatina mejoría del mercado laboral español. Pese a ello, también se advierte una incipiente pérdida de dinamismo: ahora son 11 las Comunidades Autónomas que exhiben un incremento interanual en su calificación, mientras que un año antes eran 13 las regiones que progresaban.
La Comunidad de Madrid conserva la primera posición, con 6,5 puntos (-4,1%), seguida de Aragón, con 6,3 puntos (+1,1%) y Cantabria, con 5,9 puntos (+10,7%).
Aumenta la demanda de “nómadas del conocimiento” o ‘freelance’ que trabajan de forma itinerante
En el año 2000 sólo el 15% de los nuevos productos y desarrollos tecnológicos de Procter & Gamble procedía de fuentes externas a la compañía. Hoy ese porcentaje supera el 50%. Y es que, en un momento dado, cuenta su director ejecutivo, A.G. Lafley, en su libro Cambio de Juego (Granica, 2009), la multinacional comprendió que si quería crecer debía apostar por la innovación, y que esa innovación, para ser realmente diferencial, no podía limitarse a los recursos internos. Porque, escribía Lafley, «cuántas más conexiones, más ideas».
Hoy, muchas otras empresas buscan romper con la endogamia de sus fuentes de conocimiento para ser más competitivas. Los individuos empiezan a tener un fuerte impacto como germen de innovación, y es en ese contexto en el que surge con fuerza la figura del nómada de conocimiento (knowmad). El término fue acuñado por el investigador norteamericano John Moravec para referirse a un profesional que tiene «como materia prima fundamental el conocimiento de una disciplina concreta, que pone a disposición de forma independiente e itinerante de las empresas, generando un alto valor añadido». La periodista Raquel Roca, autora de Knowmads, los trabajadores del futuro (Lid, 2015) define a estos perfiles como «tecnológicos, ágiles, flexibles, creativos, innovadores, acostumbrados a compartir información, capaces de trabajar con cualquier persona desde cualquier lugar y abiertos al cambio».
RRHH debería implantar programas para que los empleados aborden las causas y consecuencias del estrés
El día a día en las empresas puede derivar en situaciones de nervios, estrés y ansiedad, hecho que influye negativamente en la salud de las empresas. Para evitar dolencias mayores producidas por el estrés es importante saber gestionarlo correctamente. Da igual la empresa o el sector, el estrés es un riesgo habitual en el contexto laboral. No es fácil combatirlo; es un catalizador de problemas de salud para los empleados que genera, además, pérdida de productividad, absentismo laboral, apatía, renuncias y accidentes laborales. Los responsables de RRHH deberían tratar de implantar programas formativos para que los empleados aborden las causas y consecuencias del estrés.
7 estrategias para gestionarlo:
1.Evaluar el estrés.
2. Realizar una evaluación de riesgos para la salud (ERS).
Reduce el estrés. El estrés influye tanto mental como físicamente, y puede generar dolencias o enfermedades. Un ambiente de humor y relajación en el trabajo reduce las bajas por enfermedad y aumenta la productividad de las plantillas.Aumenta la motivación. La motivación es esencial en la gestión de equipos de trabajo. Un empleado motivado en su trabajo es un empleado comprometido con su empresa. El humor actúa como un motivador natural que, acompañado de la retribución, la formación, los beneficios…, actúa de manera positiva en la actitud de los empleados.
Cuando se trabaja con una plantilla geográficamente dispersa, se debe usar la tecnología y conocer muy bien las peculiaridades de cada grupo para aprovechar al máximo los recursos. El uso de la tecnología es una de las prácticas más implementadas en las empresas para ahorrar en la coordinación de equipos. Reducir costes en tareas como la documentación, la organización de viajes, la convocatoria de reuniones y hacer más sencillo el día a día, cuando varios grupos deben trabajar al unísono, son algunas características de las nuevas herramientas que atraen a los empresarios para gestionar sus plantillas y sus pymes. * Uno de los sistemas más utilizados por las compañías para ahorrar, sobre todo en viajes, es el de la videoconferencia. Gracias a esta herramienta, se pueden cerrar proyectos o lanzar nuevas propuestas sin necesidad de organizar desplazamientos de los empleados
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Conseguir el vínculo
Es importante que el directivo proponga políticas para potenciar el compromiso. Ser transparente en momentos complicados y contar con todas las opiniones son técnicas para alinear los valores de los empleados con los de la empresa. Para fomentar la confianza, hay que transmitir a todo el equipo cuáles son las metas que se deben alcanzar y cómo se quiere llegar a ellas.
«También es necesario ser consciente de los intereses y expectativas de los empleados de forma específica. No son los mismos hechos los que motivan a un trabajador de 45 años que a uno de 28. Las prioridades, perspectivas y obligaciones son bien distintas y requieren un trato y gestión diferenciados», asegura el experto, y recalca la necesidad de conocer los intereses de la plantilla.
Mostrar preocupación por otros aspectos de la vida de los empleados, más allá de su estricto desempeño laboral, es también una manera de paliar algunas de las rémoras que sigue arrastrando nuestro sistema laboral. En España los salarios son más bajos que en la mayoría de los países de nuestro entorno y, en cambio, la jornada laboral es más larga. La conciliación de la vida profesional y familiar es, de hecho, una de las grandes preocupaciones para empresas y trabajadores. Una batalla que, según José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios en España (ARHOE), seguimos perdiendo. Esta institución reclama de las empresas “más medidas encaminadas a favorecer la flexibilidad horaria, como la reducción de los tiempos de la comida o la creación de bancos de horas, para que los trabajadores puedan atender imprevistos”, según su presidente.
Algunas empresas ya se han puesto manos a la obra. Más de 8.000 trabajadores de Iberdrola disfrutan de un horario continuo de 7.15 a 15.30, con margen de entrada y salida de una hora y 45 minutos. Desde su implantación en 2008, la compañía calcula que ha ganado 500.000 horas anuales de productividad, además de reducirse en un 10% los índices de absentismo y siniestralidad. “Estamos convencidos de que cuanto más empatiza la empresa con sus empleados, más a gusto trabajan y son más productivos. Y no se trata de una mera cuestión de horarios; medidas como la jornada continua o la flexibilidad permiten fomentar la igualdad de oportunidades y favorecen la corresponsabilidad”, afirma Ramón Castresana, director de recursos humanos del Grupo Iberdrola.
Imagine que ha sido seleccionado para optar al puesto de trabajo con el que siempre soñó. Ahora, visualice la siguiente escena: después de acceder a la sala de entrevistas, su interlocutor le invita a tomar asiento y acto seguido le pregunta, envuelto en aire solemne, «¿jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?».
Antes de contestar, piénselo bien. ¿Cree que podría asegurar con rotundidad que no saldrá de su boca ni media mentira en toda la entrevista? No sea demasiado duro. Permítase cierto margen, ya que no todas las mentiras serán juzgadas de la misma manera por su interlocutor. Es más, si no suelta un par de embustes sería como ir en contra de su propia naturaleza, ya que según las conclusiones de numerosos estudios, mentir es algo casi consustancial al ser humano. Así lo revela el Estudio cognitivo de la mentira humana para la Universidad Autónoma de Nuevo León (México), llevado a cabo por la psicóloga Castro Campos, en el que se afirma que antes de que pasen 24 horas, usted habrá faltado a la verdad al menos un par de veces.
Según el autor de El libro de la entrevista de trabajo (Editorial Diaz de Santos) , Luis Puchol, «los candidatos a un empleo, en general, más que mentir, exageran». Exageraciones o mentirijillas, llámelo como quiera. Pero no se pase, porque para el profesor y doctor en Filosofía y Letras, si el entrevistador comprueba que el candidato ha dicho una gran falacia, este será excluido ipso facto, «ya que alguien que afirma haber trabajado en una empresa donde no lo ha hecho o asegura tener una formación que no ha recibido, nunca será de fiar».
Los antiguos proverbios ya nos los advertían: “no abras la boca si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio” o “en boca cerrada no entran moscas”. Y esto vale para la vida, pero sobre todo es esencial recordarlo en un ambiente laboral, donde cuanto digas y cómo lo hagas cuenta, y puede marcar la diferencia entre un ascenso o verte de la noche a la mañana de patitas en la calle.
Puede que seas una de esas personas que siempre va con la verdad por delante, que no te calles ni debajo del agua o que te escudes en que ‘yo soy así’, pero, afrontémoslo, en el juego de tronos del mundo laboral, tu jefe, por muchas cañas que se tome contigo después del trabajo, sigue siendo quien reparte cartas. Así que honestidad, sí, pero con matices. Al menos esto es lo que recomienda un artículo publicado en Business Insider, donde recogen las 24 frases que nunca deberías decir a un superior, a menos que quieras facilitarle el trabajo de que te despida y de forma procedente.
“Es importante ser cuidadoso con lo que se le dice a un jefe, cualquier pequeñez puede poner tu carrera en el punto de mira”, explica Ryan Kahn, ‘coach’ laboral, fundador de The Hired Group, y autor de Hired! The Guide for the Recent Grant, quien añade que “la clave es analizar cada pequeño detalle, forma y contenido, en tus interacciones con él”.
Un argumento con el que está de acuerdo la experta en relaciones laboralesLynn Taylor, autora de Tame Your Terrible Office Tyrant: How to Manage Childish Boss Behavior and Thrive in Your Job : “Hay ciertos comentarios y cuestiones basadas en una perspectiva errónea que pueden cambiar la relación que tienes con tu jefe y, de hecho, incluso sabotear una futura oportunidad de empleo si no te contienes”, explica.
Lo que los expertos nos recomiendan es tomarnos un tiempo para reflexionar antes de quejarnos y examinar qué es lo que queremos conseguir de la charla con nuestros jefes y anticiparnos a su posible reacción a nuestras quejas. Es decir, aquello de que la mejor defensa es un buen ataque debe cambiar a ‘la diplomacia y la estrategia son los principales aliados del éxito’.