Existen diversas teorías acerca del origen del trabajo y del mundo mercantil, pero todas coinciden con que en sus inicios, el trabajo siempre fue algo despreciable. Tenemos ejemplos como la biblia, que muestran al trabajo como un castigo recibido por Adán y Eva una vez que fueron expulsados del paraíso. También tenemos la vergonzosa historia de la esclavitud, y un dicho que reza: “si el trabajo fuese agradable, no pagarían por hacerlo”
Afortunadamente el mundo evoluciona y las cosas cambian. Con la llegada de la civilización, nos hemos constituido como sociedades cada vez más pensantes, y por ello hoy día sí podemos hacer un trabajo y disfrutarlo, porque para eso nos preparamos, elegimos una carrera en un área que nos agrade, nos especializamos en ella y podemos llegar a hacer dinero a través de lo que más nos gusta. Pero al final de cuentas, trabajo es trabajo, y si no se hace con el fundamento adecuado, no existirá el éxito.
¿Pero qué pasa cuando no somos el empleado sino el empleador?
“El ojo del amo engorda al ganado”, dice un refrán popular. Es cierto que cuando tenemos nuestro propio negocio, y este se expande, se hace necesario delegar funciones para que todo pueda marchar mejor. Pero algunos empleadores malinterpretan esto, entregando demasiada responsabilidad sin tener un verdadero control de los trabajadores, y por ende tampoco de gran parte del proceso de producción del negocio. Esa postura es totalmente insensata, pues a nadie le va a importar tu negocio tanto como a ti.
La desmotivación dentro de un equipo de trabajo es un problema para una empresa. Tener trabajadores motivados es fundamental para la productividad. Si tenemos gente feliz en nuestra empresa, trabajarán más y mejor.
Cómo saber si un empleado está desmotivado
Existen algunas conductas que revelan la desmotivación de un trabajador. Un empleado está desmotivado cuando:
• Llega tarde habitualmente
• Se queja constantemente de su trabajo
• Disminuye su efectividad
• Deja tareas a medias de hacer
• Se resiste a los cambios
• Siempre está de mal humor
• Tiene conflictos con sus compañeros
• No participa en las actividades fuera del trabajo
• No colabora con el equipo
• Solo se motiva por el sueldo
Qué hacer con un trabajador desmotivado
Al igual que el resto de áreas profesionales, la gestión de los Recursos Humanos se adapta a los nuevos tiempos, transformándose y evolucionando con el objetivo de mejorar sus procesos. Por eso, es imprescindible para los expertos conocer las mejoras que se están inrtroduciendo en el campo de los RRHH.
Hemos seleccionado las 5 tendencias que deberías implementar en tu departamento:
1. Gestión de talento más personalizado
Para la mayoría de las empresas, la definición de talento hace referencia a los empleados con potencial de crecimiento en puestos de responsabilidad.
Es por ello que la gestión del talento será aún más personalizada cada año. El objetivo es el de cubrir con garantías puestos cada vez más especializados.
Por lo tanto, menos estandarización y más personalización es clave en el desarrollo de personas.
2. Mayor importancia del análisis de datos
La analítica en Recursos Humanos está ganando importancia año tras año.
La analítica se convertirá en un “must” en todas las empresas que quieran gestionar con garantías el desempeño de sus empleados.
La implementación del big data en la gestión de talento supone un cambio de mentalidad dentro de los departamentos de Recursos Humanos. La valoración del empleado ya no se basa únicamente en intuición o cuestiones subjetivas, sino que el análisis de los datos registrados (es decir, hechos), serán imprescindibles en cualquier empresa.
3. Más transparencia
Los departamentos de Recursos Humanos están “limpiando sus ventanas” siendo cada vez más transparentes en su gestión.
Esta transparencia se verá reflejada en la cada vez mayor presencia de una valoración del desempeño del empleado. Si este feedback antes se realizaba mensualmente, la tecnología actual permitirá realizar evaluaciones a tiempo real, lo que permitirá tomar decisiones en menor espacio de tiempo, casi de inmediato.
No sólo eso, la transparencia también afectará en el sentido inverso. Los empleados también darán feedback de su estado y valoración hacia la empresa.
La relación empresa empleado será cade vez más cercana y transparente.
4. Gamificación
Si hay un área donde la gamificación resulta efectiva es, sin duda, en la gestión de los Recursos Humanos.
Concretamente, existe una tendencia en la aplicación de procesos de selección gamificados donde el candidato experimenta cómo sería la vida en la organización. Esto ayudará a tomar decisiones más acertadas sobre si el candidato realmente encaja dentro de su cultura corporativa.
Otra tendencia es la mayor presencia de formación gamificada.
La formación gamificada ayuda a que los empleados mantengan el interés y motivación en el aprendizaje en un nivel mucho más alto, mejorando la calidad y resultados de las clases formativas tradicionales. Esto, sin duda, beneficia al conjunto de la organización dado que mejora los resultado del training de sus empleados.
5. Mayor importancia del “Digital Employer Branding”
Si estos últimos años desarrollar una «marca como empleadores» era importante, ahora desarrollar una estrategia de marca de empleador digital es vital.
No olvidemos que el empleado con talento se ha convertido en un candidato digital que interactúa con el mercado laboral y las marcas de forma diferente, es decir, online.
Las empresas deben tener esto muy presente: el talento actual también es quién elige dónde desarrollar su carrera. En la búsqueda de empleo, los candidatos también investigan sobre las empresas donde existe posibilidades de empleo, al igual que los empleadores investigan la presencia online de sus candidatos en sus procesos de selección.
Es por ello que cuidar esta presencia online de la empresa al mínimo detalle, ofrecer contenido de valor y, en definitiva, desarrollar una estrategia de “Digital Employer Branding” óptima será necesario e indispensable para poder atraer al mejor talento.
Byedenred
Cuando crearon la famosa serie televisiva Breaking bad, a Bryan Cranston le vino a ver la suerte. No porque le escogieran para el papel protagonista, lo que convirtió en una celebridad a este actor de reparto de mediana edad, sino porque antes de que eso llegara otros dos artistas dijeron que no. El productor Vince Gilligan propuso el nombre de Cranston, pero los ejecutivos del estudio lo rechazaron porque querían a un intérprete famoso. Contactaron con John Cusack para hacer de Walter White y dijo que no, luego se lo propusieron Mathew Brokerick, que también les rechazó. Y así, Gilligan volvió a poner a Cranston sobre la mesa, y el estudio lo acató. Si Cusack o Broderick hubiesen leído el guión con más cariño, este artículo no arrancaría hablando de Bryan Cranston.
Seguro que muchas veces te has preguntado qué hacen ciertas personas para conseguir lo que se proponen y si tú serías capaz de conseguir lo mismo. Ya sea cambiar de carrera, montar tu propio negocio o darle un giro a tu vida, hay personas que lo logran (con trabajo y esfuerzo, por supuesto) y personas que se pasan media vida pensándolo o poniendo excusas.
La diferencia radica en una sola cosa: actitud. Por supuesto hay muchas otras cosas necesarias o hasta imprescindibles, las cosas prácticas; pero esas, en general, las puedes aprender, contratar o comprar. La actitud no, y dentro de la actitud hay dos cosas que todas las personas que hemos puesto algo en marcha hemos tenido en cuenta. Son dos pasos clave que, sin embargo, no mucha gente lleva a cabo:
1. Decisión
2. Acción
Parece una tontería, pero nada más lejos de la realidad. En primer lugar tienes que saber lo que quieres y tomar la decisión de ir a por ello, y eso da lugar al segundo paso, hacer todo lo que sea necesario para conseguirlo, como si tu vida dependiera de ello. Ahí es donde se suele fallar.
1. Dar sentido
Trabajar duro picando piedra no es lo mismo que trabajar duro para construir una catedral. La perspectiva cambia cuando se le da un sentido mayor a la acción.
2. Disfrutar
Meterse de lleno en lo que se hace. Fluir. Persona y acción se involucran de forma conjunta como si fueran un todo.
3. Vivir en el presente
No instalarse ni regodearse en los éxitos ni fracasos del pasado. Aprender de ellos para la planificación de nuevos proyectos y actuar.
4. Archivar cuestiones
Una vez concluida una tarea conviene apartarla de la mente y continuar activos.
5. Creatividad
Intentar la resolución de conflictos y proyectos desde varios prismas. Visualizar nuevas perspectivas nos puede llevar a resultados más óptimos y diferenciadores.
6. No a la parálisis por análisis
Hay que estar dispuesto a correr algún riesgo. Si esperas conocer todos los considerandos posibles, quizás no llegues a empezar nunca.
7. Aprender de los errores
Los errores con frecuencia nos dan mucha información de cómo mejorar nuestra actuación. Hay que prever pero no evitarlos a toda costa.
8. ¿Por qué no?
Ninguna actuación es perfecta desde el principio. La practica es la mejor aliada para realizar bien una tarea. No te pongas trabas y decídete a comenzar. Prueba de hacer cosas que nunca has hecho. Quizás te sorprendas.
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